Porque el comercio internacional preponderante actualmente endeuda a los gobiernos del Sur (buena parte de la deuda externa es para promocionarlo), no mejora el bienestar de sus poblaciones, crea impactos negativos en el medio ambiente y en los pueblos, y es un comercio ecológicamente desigual.
Tradicionalmente la mayoría del comercio –entendido en un sentido amplio– ha sido de proximidad –en circuitos cortos– y de productos o servicios de primera necesidad. Por otro lado, buena parte se realizaba fuera de los canales monetarios: en forma de trueque, dotes para la unión de personas, pactos tácitos en los que todas las partes salían beneficiadas, etc. No obstante, este tipo de comercio de hace millones de años se ha alternado con el comercio realizado mediante dinero.
El comercio internacional se limitaba a productos exóticos cuya producción no era posible en el propio país. El acceso a estos bienes estaba reservado a una minoría privilegiada.
En el momento en que se inicia la producción a gran escala, los países poderosos establecen mecanismos para proteger la propia economía, alternando posiciones de apertura y cierre a la entrada de productos de fuera en función de sus intereses. Para el proteccionismo, dos de las estrategias más utilizadas fueron las aduanas, que limitaban la cantidad, y los aranceles, que aumentaban significativamente el precio de los productos extranjeros y dificultaban su movimiento.
Con la entrada de la llamada globalización todo este panorama cambia progresivamente. En el comercio internacional y en los diferentes países entran todo tipo de productos y, al margen de si también se pueden producir en el propio país, de si son necesarios o de si respetan la cultura y la tradición del lugar, se añaden los productos básicos como mercancías (alimentos, agua, energía, etc.) o se intensifica su comercio cuando ya existe. Estos dejan de ser derechos colectivos para pasar a ser una oportunidad de negocio.
Y progresivamente entran en el mercado mundial el dinero y las finanzas –el comercio de dinero sin una economía real detrás–, y otros elementos hasta entonces impensables como las patentes de medicamentos básicos, semillas manipuladas genéticamente o servicios públicos como la educación y la sanidad.
El año 1947 se crea el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT por las siglas en inglés), firmado por unos veinte estados. El GATT pretende crear unas reglas para el comercio entre sus integrantes con el objetivo de reducir las aduanas y las restricciones a las importaciones. El año 1994 el GATT es substituido por la Organización Mundial del Comercio (OMC) que amplía sus atribuciones. Además de productos industriales entran todo tipo de bienes (agrícolas y no agrícolas), servicios (telecomunicaciones, bancarios, etc.), aspectos relativos a la propiedad intelectual y en algunos casos inversiones. También se le da potestad de arbitrar ante conflictos de tipo comercial entre diferentes países.
El comercio puede ser interno –dentro de un país o región– o internacional. Este último debe regirse por las leyes de los dos estados y por las de organizaciones supranacionales o tratados que hayan firmado las diferentes partes como: la Unión Europea, el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), o los acuerdos globales de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En el comercio internacional actualmente entran productos agrícolas e industriales, materias primas (madera, minería, etc.), gestión de servicios (energía, agua, educación, sanidad, turismo, etc.), propiedad intelectual (derechos para medicamentos, obras culturales, patentes de biotecnología, etc.), y dinero y finanzas (créditos, divisas, seguros, bonos, inversiones, etc.).
Las dos máximas del comercio, de acuerdo con la corriente preponderante, son la libre competencia y la eliminación de cualquier tipo de restricción en el volumen máximo comerciado, aunque a menudo quien la defiende no la practica cuando es contraria a sus intereses.
Los gobiernos de los países enriquecidos, junto con las organizaciones que controlan, tienen diferentes mecanismos para favorecer a sus empresas, como por ejemplo subvenciones encubiertas o la inyección de dinero público. Y las grandes corporaciones tienen una posición de ventaja ante las empresas pequeñas locales.
El comercio puede disminuir las diferencias entre los países, mantenerlas igual o aumentar la distancia entre países enriquecidos y empobrecidos.
Aumentan las diferencias las relaciones comerciales que generan un deuda impagable, las que repatrían más beneficios desde el Sur que la inversión que se queda en el país, las que generan impactos ecológicos indeseables y no reversibles (saquean recursos, contaminan, etc.), o las que rompen la organización social de las poblaciones.
El comercio puede hacer que un pueblo sea más autónomo –cuando dispone de más dinero para servicios públicos o dinamiza la economía local– o hacerlo más dependiente –cuando al Sur sólo se le permite ofrecer materias primas o poco elaboradas cuyo precio se decide a la baja y de forma especulativa en mercados bursátiles de los EE.UU. o la Gran Bretaña. O también cuando exporta alimentos en lugar de producirlos para su población y pierde, de esta manera, la soberanía alimentaria.
Mediante diferentes acuerdos, la Organización Mundial del Comercio (OMC) actualmente regula el comercio de bienes (GATT), los servicios (AGCS), la propiedad intelectual (ADPIC) y el comercio y las inversiones (MIC). Más del 90% del comercio mundial actualmente está regulado por esta organización. Los acuerdos se toman en las llamadas rondas de negociaciones formadas por diferentes conferencias ministeriales, que pueden durar años.
Antes de constituirse la OMC ya existían acuerdos comerciales regionales o entre dos países para ampliar el mercado de bienes, servicios e inversiones entre los miembros firmantes. No obstante, en la última década la proliferación de estos tratados por todo el mundo ha sido muy importante. Los tratados de libre comercio, a pesar de que deben regirse por las reglas de la OMC, siempre han ido más allá sobre todo en lo que se refiere a los acuerdos relacionados con las inversiones. Se han podido firmar compromisos perjudiciales para el Sur que en la OMC no habían sido aceptados porque los países más empobrecidos, y algunos otros, habían tenido suficiente fuerza para poder detenerlos.
La OMC tiene 153 miembros. Además diferentes países están en calidad de observadores, que es un estatus necesario, a lo largo de 5 años, para adherirse a la organización. Su sede está en Ginebra.
...sobre el comercio
La entrada al mercado mundial aumenta exponencialmente los compradores potenciales y puede facilitar el acceso a mercancías o servicios necesarios a los que no se tiene acceso.
...pero la práctica
La balanza económica, ecológica y social del comercio internacional entre el Sur y el Norte es claramente favorable a este último.
Además, el tipo de relaciones que se establecen está potenciando otro tipo de comercio colateral:
...sobre el impacto de las relaciones comerciales
El comercio internacional puede favorecer y dinamizar la industria, la agricultura, la pesca, la minería y los servicios de los países de la periferia.
... pero la práctica
Las condiciones de cumplimiento obligado para entrar en el mercado mundial, también de participación obligada, favorecen las oligarquías del Sur y de gobiernos y transnacionales del Norte que se instalan en estos países. Pero, y por lo que se refiere a los pueblos de la periferia, existe el riesgo de que:
... sobre la Organización Mundial del Comercio
La Organización Mundial del Comercio asegura que todos los países del planeta que son miembros participen de una manera igualitaria en el comercio mundial, y esto favorece a los países del Sur porque promocionará sus economías.
... pero la práctica
Básicamente la normativa y los criterios para arbitrar casos de conflicto no están pensados para el pequeño comercio o la economía local sino para los gobiernos poderosos y las grandes transnacionales. Esto sucede porque:
La libre competencia no es libre en la medida en que los países del Sur deben entrar necesariamente. Su participación se reserva a menudo a productos de poco valor añadido, como materias primas o productos agrícolas, imprescindibles para no detener la máquina de los países enriquecidos; a mantener el privilegio de la ciudadanía del Norte, por ejemplo con el turismo o con la sustitución de cultivos de subsistencia por productos para el consumo de lujo; y a permitir incrementar los beneficios de los países del Norte y sus transnacionales, recibiendo el trabajo no cualificado y precario, y los impactos ambientales. Y cuando los países emergentes, como China, India, Brasil, México, etc., exportan productos de alta tecnología deben pagar un elevado coste ecológico y con un incremento de la fractura social.
Las políticas que han ido aplicando los países enriquecidos y que han facilitado que se encuentren en la posición privilegiada que ahora ocupan, son vetadas actualmente en la periferia. El comercio internacional es como un combate en el que una parte lleva siglos fortaleciéndose y otra que se debilita sistemáticamente. No obstante, cuando el Norte o las oligarquías del Sur pueden perder, no se dudará en aplicar todo tipo de estrategias, para favorecer políticas favorables o fortalecer multinacionales propias, para que todo siga igual.
1. MONTAGUT, X.; VIVAS, E. ¿Adónde va el comercio justo? Modelos y experiencias. Ed. Icaria, 2006
2. ALONSO, J.A.; GARCÍA MARTIN, C. (eds.) Comercio y desigualdad internacional. Ed. Catarata, 2005
1. Campaña “No te comas el mundo”
http://www.noetmengiselmon.org/spip.php?&lang=es
2. Nuestro planeta no está en venda
http://ourworldisnotforsale.org
1. El libre comercio con el Señor de los Anillos (inglés)
http://youtube.com/watch?v=jkdIxy_odHo&p=E1550C13C6DD3521
1. LOSA, S.; MESTRE, M.; ORTEGA, M.; SCHIMPF, A.; TARAFA, G. Intereses económicos españoles en las negociaciones comeraciales Europa - África. La pesca en Senegal como ejemplo. SETEM Incidencia, 2009
http://www.odg.cat/navegacas.php?id_pagina=11&id_publicacions=25&publicacions=3
1. Campañas como “No te comas el mundo” y ONG como la Red de Consumo Solidario fomentan relaciones comerciales justas Norte-Sur, Sur-Sur y Norte-Sur, y refuerzan iniciativas comunitarias que respetan los derechos sociales y culturales y el medio ambiente.
2. Campaña “Ropa Limpia”, para la monitorización de las prácticas de las grandes distribuidoras de ropa y denuncia de los impactos indeseables en los derechos sociales y laborales.
3. “Stop EPA”, campaña internacional para detener los acuerdos comerciales entre la Unión Europea y los países de África, el Caribe y el Pacífico.
http://www.quiendebeaquien.org/spip.php?rubrique67
4. Diferentes organizaciones (Fundación por la Paz, Amnistía Internacional, Intermón, Greenpeace, Médicos Sin Fronteras, etc.) han realizado campañas para frenar y denunciar uno de los comercios Norte-Sur menos ético y con más impactos: el de armas en general y, especialmente, el de las que afectan a la población civil (bombas de dispersión, minas antipersona y armas ligeras).
1. Diferentes organizaciones africanas se han coordinado con movimientos sociales europeos para coorganizar el Día Mundial contra los Acuerdos de Asociación Económica. Denuncian que los tratados de libre comercio ponen en competición economías muy desiguales y que perpetuarán la pobreza en los países del Sur.
2. El nacimiento del llamado movimiento alterglobalización tal y como se conoce actualmente, que es un aglomerado de organizaciones que se unen para denunciar las causas de un sistema que provoca problemas sociales, desigualdades y problemas ambientales, tuvo lugar en las calles de Seattle el año 1999 coincidiendo con el encuentro de la OMC.
¿Tiene sentido que los países del Sur pongan los esfuerzos en la exportación cuando su población no tiene cubiertas las necesidades básicas?
¿Cómo se explica que la promoción del comercio internacional, en manos privadas, genere deuda externa, a cargo de la administración pública?
Las producciones más contaminantes (minería a cielo abierto, agricultura con pesticidas muy agresivos para el medio ambiente y el campesinado, extracción de petróleo, etc.), ¿en qué continentes se producen y en cuáles se consumen?
Mis demandas
· Debo colaborar para que las tiendas del barrio o del pueblo y el comercio de proximidad no desaparezcan y evitar que las grandes superficies se queden con todo el comercio.
· Mis compras –qué y dónde– las realizaré en función de mis necesidades y no de un modelo consumista y acrítico que nos quieren imponer.
· Debemos poder tener productos y energía de la tierra, producidos, distribuidos y comercializados de una manera respetuosa con la naturaleza, las personas y nuestra cultura.
Mis acciones
· Compro, en la medida de lo posible, en al pueblo o en el barrio y en establecimientos que no pertenecen a grandes cadenas de distribución, e intento que no sean productos ni servicios de transnacionales.
· Compro y consumo solo lo que necesito, y priorizo aquellas formas de conseguir los productos que no pasan por la compra-venda, como por ejemplo el trueque.
· Reconozco el esfuerzo en recursos y trabajo que tienen las cosas y les doy valor en sí mismas y no en función de su coste económico; intento alargar al máximo su vida reparándolas cuando fallan y me deshago de ellas de una manera sostenible cuando ya no son útiles.
Como productos locales, de temporada y ecológicos o de pequeñas explotaciones familiares y, cuando deben venir necesariamente del Sur, los adquiero del comercio justo no controlado por grandes distribuidores.
Las demandas de nuestros colectivos
· Los movimientos sociales del Sur y del Norte deben poder conocer y analizar la deuda externa pública para saber si es legítima o inmoral.
· Se debe abolir y repudiar la deuda de los países del Sur cuando su gobierno no puede cubrir las necesidades básicas de la población, cuando ha servido para enriquecer estructuras corruptas o cuando se ha concedido en función de los intereses del país donante.
· Los países del Sur deben poder ser soberanos y tener independencia económica del exterior.
Las acciones de nuestra organización
· Entramos como socios en proyectos colectivos de finanzas éticas.
· Pasamos las cuentas corrientes a la banca ética o a fondos socialmente comprometidos, que dan créditos a bajo interés a proyectos sociales y ambientales, y los utilizamos para solicitar créditos cuando necesitamos uno.
· Pedimos transparencia a la banca y denunciamos sus prácticas inmorales y especulativas.
· Gestionamos de manera ética el dinero público (subvenciones, convenios, servicios y actividades) y las donaciones privadas.
Las iniciativas a las que nos podemos adherir
Para la aplicación de una fiscalidad progresiva, que hace que pague quien más tiene, y para la reducción de los impuestos planos, los que gravan a todos por igual, para aumentar la fiscalidad de las grandes fortunas y de las transnacionales, para evitar la fuga de capitales del Sur hacia los bancos del Norte, y para la abolición de la deuda externa inmoral e ilegítima.
http://www.jubileosuramericas.org
Para la denuncia de los negocios fraudulentos de la banca, de la influencia que ejercen en la política social y económica de los gobiernos, y de sus vínculos con estados totalitarios, armamento u otros con impactos nefastos en el medio ambiente o en las comunidades.
Idea clave 1: la deuda externa va de la mano de un comercio internacional injusto
«La deuda externa no deja de ser un mecanismo para facilitar el comercio internacional. Si hablamos de comercio internacional no podemos obviar hablar de explotación, tanto de recursos naturales como humanos. Unos cuantos se benefician y otros se convierten en mercancías».
Una escena: Mientras una actriz recita, la otra escribe a máquina dentro de una pecera. El texto es de Pier Paolo Pasolini, un librepensador asesinado.
Tres cuestiones para debatir:
- ¿Qué paralelismos puede haber entre el fascismo político y la sociedad de consumo?
- La sociedad de consumo, ¿la crean las empresas y la publicidad o las personas que actuamos de manera consumista?
- Cuando hay homologación y aculturación, cuando casi todo el mundo actúa de la misma manera, ¿puede decirse que hay democracia o lo que hay es control?
Una realidad por conocer: Si bien la clase gobernante —en connivencia con el poder económico— favorece el consumismo voraz, también se encuentra con una buena parte de la población que desea consumir mucho y de manera acrítica. Posiblemente un equipo de gobierno que favoreciese el decrecimiento y el consumo local y sobrio duraría bien poco en el poder.
Una realidad diferente por la que luchar: El comercio estándar de las transnacionales y los centros comerciales es sustituído por todo un entramado variado de pequeñas empresas e intercambios de proximidad, respetuoso con la cultura, los recursos y las necesidades locales.
Idea clave 2: las pequeñas y medianas empresas desaparecen y el poder se concentra
«Y es cuando las pequeñas y medianas empresas, que son las que en realidad generan puestos de trabajo, desaparecen. Es porque las internacionales...¡ras! se lo llevan todo por delante»
Una escena: Las dos actrices reflexionan sobre el sistema político actual y acerca del peso específico que tiene el sistema económico.
Tres cuestiones para debatir:
- Si los países del Sur salen perdiendo con la firma de tratados comerciales con los países del Norte, ¿cómo es que las personas que allí gobiernan los firman?
- ¿Existen maneras de comerciar en la que todos salgan ganando y no sólo una parte?
- Las cuatro personas, las cuatro familias, que acumulan poder y dinero, ¿son del Norte o del Sur?
Una realidad por conocer: La producción actual de alimentos cubriría las necesidades de toda la población mundial. De la misma manera, el sistema de comercio alimentario está pensado para aumentar los beneficios de las grandes empresas y concentrar el poder en pocas manos.
Otra realidad por la que luchar: El comercio internacional funciona de tal manera que equilibra y disminuye las diferencias entre Norte y Sur, al igual que hace unos siglos sirvió para favorecer el desarrollo de Europa y de los EUA.
Idea clave 3: el impacto de cierto tipo de comercio con el Sur
«Los zapatos de la India. Con una suela pegada por un niño del Tercer Mundo. Todo para comprar y tirar, no sea que te aguante más de una temporada. ¿Preguntarás?, ¿sabes?».
Una escena: En una escena teatral, dos mujeres le explican a una tercera lo que se esconde tras los productos de moda que viste.
Tres cuestiones para debatir:
- Nuestra tendencia al consumismo, ¿se explica mejor por una decisión propia o por la presión de la publicidad?
- ¿Qué maneras tenemos de saber cómo se producen los productos que nos planteamos comprar?
- ¿Qué parte de responsabilidad tenemos cuando las empresas nos esconden lo que hay detrás de los productos que comercializan?
Una realidad por conocer: Uno de los ámbitos, en los que la diferencia entre la realidad de las personas que consumen y la de las que producen es más abismal, es el de la moda textil. La misma marca cuya ropa aquí se envuelve en glamour encarga las piezas a empresas que pueden tener jornadas de más de doce horas, seis días a la semana, por menos de 50 € mensuales, cantidad que no llega ni al mínimo para subsistir.
Otra realidad por la que luchar: Se reaviva un comercio textil local, de prendas de calidad que pueden durar años y cuando se adquiere ropa de países del Sur se hace bajo criterios de comercio justo. Esto significa, de fábricas con trabajadoras con contrato, sindicatos y sueldos dignos, y que produce con algodón de variedades tradicionales en vez de semillas transgénicas.
Algunas frases off the record
«No sé si quedarme con el personaje o con el discurso»
¿Las personas como Pasolini o Sankara son visionarios o en cambio le ponen palabras a los sentimientos de buena parte de la población?
«Además, tiene un aire intelectual que...»
Si los cambios van liderados por intelectuales, ¿llegarán a la clase trabajadora?
«Cualquier mango que tengas en la mesa»
¿Qué hacemos con una fruta en nuestra mesa que sabemos que está producida a miles de kilómetros?
«Votes rojo, votes azul, es lo mismo»
Los partidos poderosos —los que más beneficio sacan del bipartidismo y de la abstención— ¿son los más interesados en que pensemos así?
«He comenzado a responsabilizarme»
Esta conciencia del impacto que tienen nuestros actos, ¿va acompañada de un cambio en la manera de actuar?
«Yo me he sentido superhumillada»
¿Y cómo se han sentido los niños que hacen la ropa, las mujeres que trabajan más de 12 horas al día o las personas que trabajan en régimen de semiesclavitud?
Toda la información sobre ¿Libre circulación de comercio o codicia? en un documento PDF
Vídeo sobre Libre Comercio según ‘El Señor de los Anillos’:
Vídeo sobre Lliure Comerç segons ‘El Senyor dels Anells’:
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